Consideramos que esta amenaza es parte de una estrategia política dirigida a los simpatizantes de Donald Trump, debido a la cercanía de las elecciones del 2020. El año pasado, previo a las elecciones de medio término, Trump utilizó esta misma estrategia: la amenaza del cierre de la frontera con México, la construcción del muro y el ultimátum sobre la cancelación del TMEC. Las siguientes razones sustentan esta afirmación.
- EUA sería el único país que juzgaría el progreso en materia de inmigración y no ha dado ninguna indicación de qué medidas específicas debería implementar el gobierno mexicano.
- México ya ha emprendido esfuerzos para detener el flujo de migrantes de Centroamérica, además de que aceptó la demanda de EUA de mantener a los inmigrantes en las ciudades fronterizas de México hasta la aprobación de sus solicitudes de asilo en EUA; medidas que incluso Trump ya había aplaudido.
- Las administraciones anteriores de EUA han buscando la cooperación de México en temas de inmigración sin interrumpir las relaciones económicas entre los dos países. La decisión de Trump de mezclar ambos temas llega en un momento en que se estaba teniendo progreso en los rubros comerciales.
Ante esto, y debido a que la ventana de tiempo es muy corta, consideramos una probabilidad de más del 50% de que al menos la ronda inicial de aranceles del 5% se imponga, y posteriormente los dos países buscarían llegar a un acuerdo, sobre todo porque ante la guerra comercial con China, EUA seguirá buscando aliados económicos. Además, porque los efectos de las tarifas tendrían importantes consecuencias negativas para ambos países, debido a la estrecha relación en las cadenas de valor entre EUA y México. Al respecto, los sectores más afectados serían el automotriz, maquinaria y aparatos eléctricos, ya que son bienes que para obtener el producto final, sus componentes deben cruzar la frontera varias veces a lo largo del proceso productivo. Si la imposición de aranceles fuera de mediano plazo, su principal impacto se observaría sobre tres vertientes. Primero, las exportaciones mexicanas se debilitarían ya que los precios más altos de estos bienes en EUA tenderían a frenar su demanda. Segundo, la producción industrial se contraería ante la caída de la confianza empresarial y los mayores costos que tendrían que absorber las empresas. Tercero, y asociado a los puntos previos, aumentaría el desempleo y podrían migrar algunas fábricas de México hacia el extranjero. Un arancel del 5% sobre las importaciones mexicanas podría ser compensado en el corto plazo con una depreciación del tipo de cambio en la misma proporción (a la fecha el peso ya se ha depreciado alrededor del 3%), lo que neutralizaría el efecto sobre las exportaciones. No obstante, si se mantuviera el arancel del 5% mientras los países negocian, estimamos una contracción de la inversión privada en 0.2% en el segundo semestre del año, lo que reduciría el PIB del 2019 a 1.3%, desde el 1.5% que estimamos actualmente. Además, si México tomara represalias, también habría un impacto sobre la inflación. Cuando el gobierno impuso medidas espejo como respuesta a los aranceles al acero y al aluminio aplicados por Trump, se observó un repunte en los precios de ciertos bienes importados de EUA que fueron objeto de arancel. Por ejemplo, los precios de la papa subieron 3.7% quincenal en promedio entre junio y julio del 2018 (los aranceles entraron en vigor el 5 de junio), la manzana +4.2% y la carne de cerdo +1.2%. La magnitud sobre la inflación dependería de los bienes a los que se les aplique el arancel. Si bien no prevemos que bajo este escenario el Banco de México incremente la tasa de referencia, la posibilidad de un recorte quedaría descartada. En el supuesto de que las tarifas alcancen la tasa del 25% en octubre y se mantenga así en el 2019, asumimos que las exportaciones podrían contraerse un 10% en el último trimestre del año, lo que situaría a nuestro pronóstico del PIB 2019 en 0.3%. Esto bajo un escenario en el que la inversión sólo se contraiga 0.2% en el segundo semestre del año. Además, la depreciación cambiaria que surgiría tendría un traspaso sobre la inflación, por lo que Banco de México podría subir la tasa hasta en 50 pbs a 8.75%.
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